Por fin tenemos entre nuestras manos este juego de mesa de aventuras y acción, que nos adentra en mazmorras y misiones. Lo primero que hicimos fue desempaquetar las cajas. Gran sorpresa encontrar un tablero modular de calidad, unas fichas y cartas preparadas para un uso intenso y una miniaturas con gran detalle y en general muy superiores a la primera edición. Por ahora todo positivo.
Los manuales, tanto de reglas como de aventuras muy bien realizados y explicados. Fáciles de leer y estructurados de forma que mejora la forma de entender las mecánicas del juego. Todo muy cuidado, el miedo a encontrar una edición peor se iban diluyendo poco a poco. El siguiente paso fue leer el reglamento de unas 20 páginas. En principio la mecánica del juego parece sencilla, de hecho la preparación de las partidas lo es y el sistema de combate se resuelve con dos tiradas, una del jugador héroe y otra del señor supremo. Por ahora todo perfecto, nos faltaba probarlo todo en una partida. Y nos pusimos manos a la obra.
Mientras comenzamos la partida nos dimos cuenta, que aunque las reglas son sencillas, el desarrollo tiene su estrategia y hay que pensar mucho cada movimiento. El juego posee muchas sinergias, y la elección de los héroes y los arquetipos es fundamental. Y el Señor Supremo no se queda corto, debe gestionar correctamente las cartas y los monstruos, creando problemas a los héroes. Fue muy grato ser consciente de la profundidad del juego y que no es tan simple como parece. Mientras jugábamos fuimos descubriendo ciertos detalles muy interesantes como por ejemplo que las reglas especiales de los monstruos, de las cartas de estado y de casi todo estaban disponibles sin recurrir al reglamento, algo que se agradece. Los atributos de los héroes se usan con mucha frecuencia e infieren directamente en el resultado de acciones y en las estrategias que pueda surgir, algo muy positivo.
La partida se extendió más de lo normal, aún tenemos que memorizar muchas reglas, pero en general es dinámica y entretenida. Lo mejor, el Señor Supremo puede desencadenar todo su arsenal, sin cortarse, su misión es acabar con los héroes.
Aún nos falta pulir estrategias y exprimir los recursos de los que disponen tanto los héroes como el Señor Supremo, pero auguro un gran futuro a este juego. Ahora mismo estamos en el modo campaña y las reglas para este menester son sencillas y no ralentizan el juego.
En general nos encontramos con una joya de juego, quizás en el futuro se añadan unas reglas de la casa, no porque sean imperiosas, sino quizás para profundizar en aspectos más roleros.
PD: Necesitamos un jugador clérigo, se admiten participantes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario